lunes, 26 de julio de 2010

Noche.

Se llamaba noche
y tenia los ojos verdes
y la piel estrellada de delirio
el circo eterno
el pan en su pecho,
fue mujer, gitana,
de nubes y silencio.


No se si el tango o su perfume
o las lucecitas azules
que le adornaban el pelo
la besé y coleccioné sus nostalgias
sostuve su rostro sin dolor ni tristezas.

Entonces la amé y quize morir por ella.


Pensar que la tuve como un astro entre mis dedos.

Se hacía infinita cuando estaba en el techo
dejó de estar y se me olvidan sus ojos.

Ya no está,
y se desvanece cada madrugada
se hunde en el mar cada vez que la veo de cerca
y florecen los lirios
y se pone el sol
pero ella
ell ya no está.




martes, 18 de mayo de 2010

Cherburgo.


Se destiñen por la lluvia

-dejan de sonreír-

los barcos navegan

el mar de Cherburgo

se extravían donde la vista

los hace invisibles

Nosotros reposamos en trances,

embriagados por el vino y el acordeón.

Las calles ciegas no tienen sentido

La vida tampoco lo tiene,

y ya para qué

si hemos vivido de máscaras

y teatro

...el dulce teatro.

Las flores yacen lejos,

insertadas,

como manchas de óleo en tu ventana

en tu ventana y tus ojos verdes

tus ojos verdes y cada rincón de tu piel.

Mi amor por ti es eterno

infinito

pero hoy te vas

te alejas

más allá del tiempo,

del silencio

más allá

de los barcos

de Cherburgo.

lunes, 17 de mayo de 2010

Abandonado.






Ya estoy aquí;

abandonado

a la intemperie y al sol naciente de las tres

El cielo es apenas una onomatopeya quebrada

que se desliza suavemente entre los sauces.

Las begonias ya no florecen,

se vuelven polvo y silencio

son pétreas

El circo ya no viene cada primavera.

Te miro y no te miro

en caras

ajenas.

Nos somos más que colores diluidos,

acuarela y acacias floridas.

Siempre es lo mismo

cuando miro tus ojos verdes,

impresionistas

La pradera se me hace infinita.

La vida se me hace larga.

Ya no hay

más nubes después de tu cielo

te vuelves estrellas y olas del mar.

Inalcanzable

-Aun el circo no vuelve en primavera.-

Los fresnos florecen

pero ya no son iguales

Los astros reposan muertos

suicidados

extintos.

La tristeza teñirá

la noche de azul ultramarino

tus flores bermellón resaltan siempre

en el paisaje

la aurora

nos consume los suspiros

tejemos crepúsculos fluorescentes

que huyen

tras las faldas amarillas del soledad.

miércoles, 12 de mayo de 2010

La vida del sátiro.



LA VIDA DEL SÁTIRO.


Sólo fueron vestigios hechos de ropa.
olvidamos
los hipogrifos haciendo piruetas entre las carpas estrelladas,
dejamos de nombrar
los malabares
y las piezas que tocabamos en clavicordio,
las soledades grabadas eternas en las vertebras
del viento,
y el ron que tomabamos los payasos
mudos -ya casi extintos-
por la tristeza.

(...)

-Asi olvidamos el circo-

Recuerdo, aveces el bosque de tu alma,
el barroco inédito de tu corazón.

Me da tristeza pensar que no te he vuelto a ver.

Nunca debí entregarme a las deidades del bosque,
hoy no fuese un sátiro abandonado a los siete pecados
que lleva por siempre la herejía clavada en las venas.

Al sur esta la floresta donde te conocí
entre el campo infinito de hederas y malvas
fué en enero de hace mucho tiempo
que hiciste florecer las astromelias de mi alma.

Pero hoy las ondinas ya no cantan alegres,
porque es junio.
Los cedros ya no me hablan, y el escenario esta hecho trizas,
vuelto jirones,
ya las mascaras no me quedan, la música nos abandona,
ya mi boca se muere por decir adiós.



viernes, 11 de diciembre de 2009

Entreacto.

¿Te acuerdas de la luna el día en que nos conocimos?-

De cómo menguaba y dejaba de existir en cada segundo. De cómo el velorio de grillos e insectos cantábale las últimas horas al cielo, que se despedía haciendo siluetas traslúcidas sobre la sombra opaca de tu recuerdo; porque tu recuerdo tiene sombra, y aun anda por estas paredes, con las nostalgias recortadas que parecen eternas y oceánicas, colgadas a un lado del reloj de pared...

De cómo menguaba y zigzagueaba en su órbita desolada, y se reflejaba en tus ojos para hacerlos mas grandes... más verdes; o quizá eran tus ojos quienes se reflejaban en ella y la hacían mas grande... más verde. Y de cómo la soledad había reinado en el vacío vertical que queda en las catedrales sonámbulas, perplejas e inconscientes, que tocaban los primeros milímetros del cielo, no porque quisieran sino porque los huesos le seguían creciendo.

-¿Te acuerdas de las gardenias y las astromelias que crecían en tu alma? -


Yo si las recuerdo, como florecían entre el frío del invierno, y de como se amarraban sin querer a los vientos secos del sur oxidado. También me acuerdo de mis palabras nubladas y de las poesías tristes que te solía escribir, de como te fuiste y del dolor de mi alma, de como lo enterré en los aromas de la desdicha y los medios vasos de agua justo abajo de los brillos plásticos de tu ausencia(...)

miércoles, 14 de octubre de 2009

Y que no dejes que el frío de octubre te entristezca, ni que las lunas ciegas te hagan pensar en mi, porque yo ya me habré ido. Ni que el olor de la madrugada te despierte con lágrimas, ni que las gotas del rocío hagan inverosímil la vida, ni que la nostalgia se vaya como el circo, a florecer con las margaritas. Nunca olvides que mis labios te amaron, como lo hicieron los años y las tardes del otoño y también mi poesía y mis ojos árabes, como te amaron mis manos por toda la vida. Nunca olvides como yo te miraba, con los ojos cundidos de lágrimas, y el corazón atiborrado de tristeza, como yo te miraba (...) la ultima de mil veces, como miraba yo la anatomía de los crepúsculos en tu piel. Nunca olvides que yo te amaba.

-Qué dolores guarda el amor- admito que nunca volví a saber de ti, y que morí en los labios ajenos a los tuyos, morí mil veces de amor en las lunas plateadas, y en el frío de tus recuerdos de piedra maciza.

En las curvas de mis calles gitanas los cedros floridos entre el polvo del olvido aun te recuerdan, yo también lo hago, como siempre pude hacerlo...

domingo, 6 de septiembre de 2009

Dibújame.





Dibújame.
En el canto verde de la melancolía de los jueves.
En las pieles saturadas de nostalgia transcrita en versos ;
en el cabello de los días perdidos para siempre
en tus labios de mar que cruzaron un día mis transatlánticos.

Dibújame,
destrozado en el tiempo.
Como metáfora vestida de soledad entre las carnes violetas de la noche.

Te dibujo,
en la luna,
en la calle,
en mis versos,
en mis ojos de miedo,
en tus labios que llevan mis cielos.

En las letras que llueven silencios.

Dibújame,
en la melancolía,
en tus ojos verdes,
en las praderas de amapolas.

Te dibujo,
en los vacíos grises de la lluvia consternada.
En las calles de piedra
y las piedras del alba.
En la tristeza de verte,
y jamás hablarte de mi alma.
(...)

viernes, 28 de agosto de 2009

Como un jardín de nostalgias.

"Y vaya que te han amado mis letras inciertas, perdidas en la respiración transparente de los soles de verano, ahogadas en el óleo de los días verdes por la tristeza, naufragas en memorias sin piel que conservo de tu ausencia. Como un jardín de nostalgias, como un montón de pétalos en la deriva clariazul de los siglos, del olvido, y los siglos en el olvido... "










«Porque eras tu transversado en mi poseía,

entre el calor insólito de las madrugadas y los cielos amarillos de agosto.



Porque eras tú, reencarnado en los geranios floridos en el jardín del amor,

Eras tú el de los ojos verdes y las luces del verano

tu el de los oleos malva, y las flores borgoña, eras tú el de mi corazón.



Tú el de las olas intactas de las memorias descoloridas del amor

el de los años que se perdían

hilvanando canciones con las brisas cálidas de de tus recuerdos sepia.



De los amores glaucos, floridos en el estupor de las violetas sonrojadas,

y las canciones eternas en los artificios de cuerda que atiborran mi alma...


El de los poemas que nunca se decían.



Tú. El de las palabras quebradas en mis labios

esperando encontrarte entre los fugaces deseos del silencio.



El de la soledad que se llovía entre nuestras manos desertizadas de verano.

Y la nostalgia que se hacía carne en mis letras de pincel.


Y era yo el de la nostalgia en las flores grises,


el que soñaba tu recuerdo, en mi amor de aromas tristes.»